domingo, 22 de diciembre de 2013

La fuente de la vida y de la muerte

Y la historia se repetía cuando la oscuridad se tragaba al sol sin apenas masticarlo. Se lanzaba cada noche con los miembros en punta, con la mirada hacia el subsuelo helado, para llegar a golpe de segundero al jodido paraíso. Allí donde el mar está en calma; donde la marea está peleada con la luna y pasa cabizbaja a su encuentro; donde el término follar es polvo de estrellas; donde los ángeles se dejaron el sexo en el fondo de botellas de absenta roja. Siempre se encontraba con algún viejo conocido en ese lugar, pero también con sus contemporáneos, con sus allegados, con sus alejados... pues todo es posible en la fuente de la vida y de la muerte.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Oda a Mad World

Las noches están plenas de ancianos chamanes que danzan en círculos sobre el fuego que cruje; que da lugar a nubes de humo con formas geométricas dispares, y cada una de ellas es la huella de un motivo universal. Pero por encima de ente está Dios, que pese a no existir es la fuente de energía suprema, dinámico y marionetista, ponedor de huellas en la arena que forma esta playa soleada.

La noche y el día se funden en este momento, y la Luna es sodomizada por el Sol para que todo sea luz. El desierto del Gobi se convierte en un acogedor iglú, mientras que el Sahara decide transformarse en un gran oasis, asesino del frío mongol.

Pero qué importan las divinidades, si estamos bailando sobre las nubes, charlando con Baco sobre la debilidad de la carne. Me fundo a cada... con las partículas de Universo, y ningún intento de alquimia va a impedir que eso se acabe (no existen los segundos, los minutos o las horas cuando estás flotando sobre las partículas del tiempo).

Dani CC.



jueves, 14 de marzo de 2013

Sobre pirañas

Estoy al mando de un barco que camina hacia el naufragio inevitablemente. Ya no sé realmente quien va a estar conmigo a la hora de la verdad, y tampoco si ese momento va a llegar algún día, que es todavía peor. Parece que el tiempo fluya hacia una catarata gigante donde todo se extravíe al caer, y lo único que quede sean las diminutas gotas de agua que, tan dispersas, no pueden dar lugar a la consistencia. A veces pienso que ninguna de mis reflexiones tienen sentido, que lo que realmente une son los lazos de sangre; pero un pequeño rayo de mi sol interior parece insistir en mantenerme.
En realidad estoy muerto, veinte veces muerto (como dije), aunque un motor al que soy ajeno me mantenga dando tumbos sobre el suelo, arrastrando los pies sobre la fría arena. ¿Qué fue de la estrellas que me cegaban cada vez que me asomaba al firmamento? ¿Ubi sunt la permanencia en algún presente inmediato, en cuerpo y alma? Casi todo se ha ido ya, y si escribo es porque quizá quede algo a lo que agarrarme, un clavo ardiendo, ya saben. Supongo que la manera de acabar con todo esto sea buscando un fino hilo sobre el que hacer equilibrismo, que me mantenga recio sobre mis pirañas.


domingo, 17 de febrero de 2013

Coma tras coma

Me haces falta como el respirar, y te lo grito sin voz, sin palabras, solamente con la punta de los dedos pinto lagos inmensos, pinto cielos con estrellas que se reflejan en las ondulaciones del agua, y te llamo a que vengas con el dedo corazón para que les jodan a todos, porque ahora estás conmigo, ahora quieres que te mire, ahora quieres que viajemos a un continente nuevo, y allí le enseñe a tu espalda que mi lengua sabe más idiomas que cualquier erudito de mierda, pues hoy quiere decirte que no hay puntos seguidos ni finales cuando no hay final posible...

jueves, 14 de febrero de 2013

Buenos días, rutina

Ekis abre los ojos cada mañana, sin terminar de romper con ese otro mundo inconsciente que nos atrapa cada noche, y con miedo de que el despertador suene a disgusto. Se trata de esa hora temida en la que abandona ese lugar idílico que cada noche se personifica de una manera tan voluble, tan como si estuviera allí, y pudiera incluso percibir la frescura del césped recién cortado y la ceguera de un sol que brilla con luz propia. En realidad nunca han probado sus sentidos ninguna de las dos, como si de un manjar sensorial se tratase, y por ello siente que podría llegar a experimentar una especie de nirvana si lo contagiaran con su naturaleza. Pero la vida es esto: desear lo que posiblemente nunca estará al alcance de nuestra mano, dejando así de ser conscientes de los ojos de la joven que se sienta frente a nosotros en el metro cada mañana, de cómo se endereza el pelo, de cómo saca un pequeño espejo de su bolso para pintarse los labios por segunda vez desde que salió de casa. Todos estos detalles solo los percibimos y saboreamos cuando soñamos, sin ser conscientes de ninguna de las imágenes nocturnas son reales.

Esto nos ocurre a Ekis, a ti y a mí; que el despertador suena  y, más que eso, parece la llamada a un pelotón de fusilamiento que camina hacia el mismo lugar cada día, para que Rutina nos vaya poniendo los puntos sobre las íes con disparos certeros... Y hoy le toca a él.