viernes, 15 de abril de 2011

Sarpedón

Una nave surca la mar en una noche de tormenta. Varios hombres flotan a la deriva, el capitán del navío salva a unos pocos, pero la mayoría se ahogan ¿Qué criterio usó el capitán?
Mi patria es el cadáver de un asno por el cual se matan las bestias. Cobijado entre frías murallas nací y arropado en los brazos de mi madre crecí, y mis nanas fueron historias sobre gloria y miseria. Aprendí que Príamo era mi rey pero no un gran hombre, que Paris nuestras cabezas usa para negociar, y Helena la causa de que las otras mujeres vistan de negro. Los enemigos eran Menelao, que por poco se aflige, Agamenón que nuestra caída soñó, Aquiles que a nuestra juventud devoró y Ulises quien nuestra caída planeó.
Así lo cantaron los juglares hasta desgarrarse la garganta, y así lo recuerdan quiénes no estuvieron ahí. Pero hubo más nombres: Políxena que lágrimas por toda su estirpe derramó; las lanzas de Diomedes y Euriloco siempre en primera línea. El ruego de Licaón anterior a la caída de su cuerpo, y  Sarpedón. Mi pobre Sarpedón; dejaste mujer y hogar para matar por un asno que tu nombre jamás supo mencionar. En vez de gloria encontrases manos encallecidas y sueños perturbados. El día en que tú moriste, bajo la muralla aquea, comprendí la estéril garantía que ofrece ser hijo de Dios.
¿Qué criterio usó el capitán?
Por: Pepe Aledo Diz

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