jueves, 6 de octubre de 2011

Loung act

Tener el pelo largo y lacio para parecer un león en esta puta jungla. Para mover la cabeza al son de cuatro acordes de punk-rock que destacan por su simpleza, pero que son nitroglicerina si beben de mi rabia. No me hables de preocupaciones, que yo tengo una sonrisilla traviesa cuyo útero es la desconfianza. Hazme una lista plena de cachibaches que valgan la pena porque, cualquier día al anochecer, voy a sufrir una trombosis en vida. Sí, ahí acaba todo, con mi muerte... o quizá no. Quizá solo es el principio de algo tan precioso como tus piernas abiertas de par en par, como venido de otra galaxia. Ya desvarío, nena, y el hilo argumental lo he perdido cerca de Laponia o de algún lugar de la Mancha. No intentes descifrar mis fetos sangrantes, que ni siquiera yo recuerdo el vientre que los trajo a este segundo que habito. Empiezo hablando de Smell like teen spirit y acabo en la cocina, echando un vistazo a la vajilla por si hubiera o hubiese algún cuchillo de sierra, pues las ganas que ella me ha dado son tremendamente densas.

Loung act.


-Hola, ¿te conozco?
-Vete de mi casa.
-Aspírame.

Y entonces aquel espectro con contorno femenino que se alzaba ante él le arrancó los labios de un mordisco. Nunca más volvería a cometer tal allanamiento de morada. Nunca más se atrevería a usurpar lo desconocido. Besó sus dientes e insitió:

-Toma un clínex pero, vete.

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